Inopia II de Chema Pamundi

Publicado: febrero 19, 2015 en Humor

No, no os habéis confundido, publicamos Inopia II sin haber publicado Inopia I, por si alguien dudaba de nuestra falta de criterio.

Chema es conocido por su afición a grades humoristas, Woody Allen, Monty Phyton, Faemino y Cansado, George Carlin, y tantos otros. En muchas ocasiones algunos de sus escritos son solo un ensayo de humor absurdo. Los dos escritos de Inopia son de este estilo, el I es tan, tan , tan absurdo que aún no nos atrevemos a publicarlo, quizás más adelante. El II nos hizo llorar de risa cuando nos lo encontramos, buceando en busca de material. Disfrutad.

Publicado por Chema Pamundi en la lista de correo Mundostia, el 7 de febrero de 2007

«Con ánimo de distraerme me he dispuesto a afeitarme con un ingenio que adquirí hace un par de días en una tiendecita de higiene personal y de pequeños electrodomésticos. Se trata de una máquina afeitadora eléctrica de la prestigiosa multinacional europea Braun (excelentes minipímers). Siendo como soy un recién llegado al mundo del afeitado industrial me he leído el manual de cabo a rabo. Reproduzco a continuación algunos extractos de la guía:

«-Mantenerse sentado mientras se usa el aparato.»
«-No usar dormido, o si tiene tendencia a dormirse.»
«-No usar el aparato con animales domésticos.»

Y otras consideraciones similares que no está de más recordar.

Llego a la parte interesante:

«Modo de empleo: -Llenar el depósito de agua caliente.»

Acostumbrado al afeitado manual me cuesta imaginar para qué se tiene que llenar el «depósito» de agua «caliente». Es más: no doy con el citado depósito. Opto por sumergir el aparato un buen rato en agua hirviendo. Sigo leyendo:

«-Conectar el aparato a la red.»

Así lo hago. Noto un chisporroteo in crescendo que culmina con una pequeña llamarada. Deduzco que debe tratarse del mecanismo de ignición pero, aun así, sofoco las llamas con una toalla.

Sigo leyendo.

«-Sentarse y poner los pies sobre el aparato.»

No acostumbro a rasurarme los pies (no por pereza) ya que no los tengo especialmente peludos, particularmente en las plantas. De todos modos obedezco las instrucciones, me siento en el borde de la bañera y coloco los pies sobre la Braun Flex-XP 5600. Había oído hablar de la depilación por descargas eléctricas, así que no me arrugo cuando noto fuertes calambres en las extremidades. Ahora bien; el pelo de la barba parece no moverse ni desprenderse, por lo cual piso con más fuerza. Cuando no puedo resistir más el achicharramiento en los pies y ya tengo el cabezal metálico adherido con saña a los talones, desenchufo el aparato tal como dicen las instrucciones:

«-No masajear más de 15 minutos seguidos. Desenchufar y volver a repetir el proceso.»

Vuelvo a sumergir la máquina en agua a 120 grados Celsius y la enchufo nuevamente. Pierdo un buen rato buscando velas, ya que la máquina se ha auto-incinerado y ha hecho saltar los plomos. Por prudencia evito poner los pies sobre el churro de plástico contorsionado y humeante. Quizás es momento de ir a sellar la garantía y hacerle al vendedor un par de preguntas de «tú» a «tú». Miro el manual y creo entender el porque del problema.

«Taurus. Bahia Relax. Bahia Jacuzzi. Hidromasajeador de pies.»

¡Ajá! Intuyo que, accidentalmente, al embalaje de la afeitadora ha ido a parar el manual de otro ingenio electrónico (en este caso un hidromasaje para los pies). Meto todo en la caja y me dirijo al establecimiento donde la adquirí. El vendedor se niega rotundamente a sellarme la garantía. Le recalco la importancia del pequeño comerciante en el marco del nuevo modelo de financiación catalán, pero no se da por aludido. El malentendido sube de
intensidad y, finalmente, muy disgustado me voy de allí, no sin antes haber adquirido un atractivo aparato a pilas para sacar las bolitas de lana de los jerseys.

Llego a casa, lo abro dispuesto a probarlo y leo las instrucciones:

«-Cepillar como con cualquier cepillo manual, describiendo círculos sobre los dientes.»»

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